Artritis y Artrosis: 3 Similitudes y 5 Diferencias

Aprenda a diferenciar estas enfermedades de las articulaciones

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Lisa

Artrosis y artritis (para ser precisos, artritis reumatoide): dos enfermedades que no solo suenan parecidas, sino que también afectan a las mismas zonas del cuerpo, las articula­ciones. Los síntomas de ambas también son muy similares. No es ninguna sorpresa, por tanto, que la artrosis y la artritis (también llamada poliartritis) se confundan con tanta frecuencia. Mucha gente ni siquiera sabe que existen diferencias entre ambas. Sin embargo, si se pone atención, queda claro que se trata de dos enfermedades fundamen­talmente distintas. En este artículo echaremos un vistazo a las similitudes que claramente existen, pero sobre todo conside­ra­remos las diferencias entre la artrosis y la artritis. De hecho, algunas de las supuestas similitudes resultan ser diferencias considerables entre estas dos enfermedades articulares.

Artrosis y Artritis: 3 Similitudes

1. Enfermedades articulares degenerativas

El parecido más evidente entre la artrosis y la artritis es que ambas son enfermeda­des que afectan a las articulacio­nes. Siendo más concretos, se trata de enfermedades articulares degenera­tivas porque las articulaciones pueden quedar seriamente dañadas con el paso del tiempo.

2. Naturaleza y tipología de los síntomas

El dolor articular y la rigidez matutina son dos síntomas típicos de estas enfermeda­des. Además de doler, las articula­ciones pueden hincharse, enrojecerse, calentarse e incluso no moverse correcta­men­te. Sin embargo, las quejas de las personas que viven con alguna de estas enferme­dades son distintas. Por eso es importante fijarse en la sintomatología, ya que puede dar pistas sobre cuál de las dos enfermedades se trata. Más abajo encontrará detalles precisos sobre los síntomas de cada una.

3. Tratamiento

Lo mismo se aplica a ambas enfermeda­des articulares: no se pueden curar. No obstante, un reconocimiento y un trata­mien­to temprano incrementan notable­men­te las posibili­da­des que la enferme­dad no evolucione negativamen­te o lo haga más lento. Esto ayuda a que las personas con artrosis o artritis puedan evitar en gran medida los dolores intensos que causan estas enfermedades.

Artrosis y Artritis: 5 Diferencias

1. Causas

La artrosis se trata puramen­te del mero desgaste de las articula­cio­nes y su posterior inflamación. La artrosis tiene dos formas principa­les: una primaria y una secundaria. Hasta donde se sabe hoy en día, es probable que la artrosis primaria tenga un origen genético: eso significa que existe una predisposición al desgaste temprano de las articula­ciones. La artrosis secundaria aparece cuando ocurren circunstancias externas como el estrés, la sobrecarga y las lesiones. Esto conduce al desgaste del cartílago articular, que puede llegar al extremo de que los huesos se rocen entre sí y también se vean afecta­dos. En el transcurso de la enfermedad la membrana sinovial se irrita, cosa que puede provocar inflama­ción. La probabilidad de tener artrosis aumenta con la edad, por lo que las personas mayores se ven afectadas con mucha más frecuencia que los adultos jóvenes.

A diferencia de la artrosis, la artritis reumatoide no es una enfermedad degenerativa mecánica. Su causa está en la inflamación de la articula­ción en cuestión, que causa dolor y finalmente deforma­ción e inmovili­zación de la misma. Pero ¿qué provoca esa inflama­ción? Hay dos grandes causas: la mayoría de veces, se trata de una reacción autoinmune del cuerpo. Como ocurre con otras enfermedades autoinmu­nes, el cuerpo ataca sus propias estructuras. En este caso, el sistema inmunológi­co produce anticuer­pos contra el tejido cartilaginoso de las articula­ciones, y así se producen reacciones inflamato­rias que destruyen la articulación con el tiempo, empezando con el cartílago. Otra causa, aunque menos común, está relacionada con infecciones. Cuando una persona se infecta, se forman abscesos en las articulacio­nes y se producen lesiones. A través de estas lesiones, los patógenos infecciosos pueden llegar al cuerpo e incluso desencadenar una reacción inflamato­ria que termina por destruir el cartílago y la articulación.

2. Manifestación y gravedad de los síntomas

A primera vista, los síntomas de la artrosis y de la artritis se parecen mucho. Sin embargo, al menos en la primera fase de la enfermedad, los síntomas de la artrosis no son graves durante el día si se mueve la articula­ción. En el caso de la artritis, los síntomas empeoran a lo largo de la jornada y son particular­mente pronunciados por la noche.

Tanto la artrosis como la artritis se asocian con dolor articular. En el caso de la artrosis, sin embargo, no hay mayor problema si la articula­ción permanece en reposo. Al moverla de manera brusca, rápida o distinta a lo habitual es cuando aparecen los dolores. En una primera fase de la enferme­dad también es común que duela más, especial­men­te si ha estado en reposo durante mucho tiempo, pero este dolor acaba remitien­do. Solo reaparece en situaciones de estrés prolongado e intenso. No obstante, según pasa el tiempo y la artrosis avanza, este dolor empeora y se vuelve más frecuente.

Las cosas son algo distintas con la artritis. El dolor es mucho más acusado cuando la articu­la­ción está en movimiento, y no cesa en reposo. Esto es muy típico de la artritis reumatoide, ya que en la artrosis el dolor en reposo solo se presenta en fases avanzadas, cuando la articulación ya está muy deteriorada.

Otro síntoma, la rigidez matutina, también aparece en ambas enfermeda­des y eso puede dar lugar a confusión. En la artrosis, la rigidez desapare­ce rápida­men­te si se mueven las articulaciones afectadas con precaución y cuidado. En la artritis, esta rigidez puede durar quince minutos o más.

Para terminar, queda la inflamación. Cuando las articulaciones enrojecen, se hinchan y están calientes al tacto, se considera que están inflamadas. Esto es un signo de artritis si se percibe al principio de la enferme­dad. También se puede dar en la artrosis, pero solo en fases avanzadas de esta.

3. Bienestar general

Si bien las personas con artrosis se sienten generalmente en forma, más allá de los síntomas que afectan directamente a las articulaciones, las personas con artritis también pueden experi­men­tar otros síntomas que no son específicos de esta enferme­dad. A menudo, estas personas se sienten cansadas, flojas y con poca energía, como si tuviesen gripe. Incluso pueden presentar fiebre. Otros signos son la pérdida del apetito, la pérdida de peso o la sudoración intensa.

4. Curso de la enfermedad

La artrosis se da de manera lenta. Al principio no es fácil detectarla, porque el cartílago y la arti­culación aún no han quedado destruidos. Sin embargo, una vez que el daño ya está hecho, el proceso avanza y los síntomas son cada vez más graves.

Por contra, la artritis se desarrolla generalmente en fases. Esto significa que en determi­na­dos periodos las articulacio­nes se inflaman de forma aguda y en otros periodos, la enfermedad da una tregua y apenas se siente el dolor, por lo que los síntomas mejoran. Sin embargo, con el tiempo, la inflamación puede extenderse a más y más articulacio­nes. En casos poco frecuentes, la artritis puede empeorar rápidamente y en muy poco tiempo de modo que muchas articulaciones se ven afectadas de repente y a la vez.

5. Articulaciones afectadas

En principio, la artrosis puede desarro­llar­se en cualquier articula­ción del cuerpo. Lo más común es que ocurra en las articulaciones que más se utilizan en el día a día y que más desgaste sufren, es decir, en la rodilla y en la cadera.

La artritis, por otro lado, siempre se da de manera simétrica. Esto quiere decir que, si hay artritis en la rodilla izquierda, también la habrá en la rodilla derecha. Todas las articula­cio­nes del cuerpo pueden verse afectadas por la artritis reumatoide, excepto la columna vertebral. Lo más común, sin embargo, es que se presente en primer lugar en los dedos de las manos o de los pies y luego comience a afectar a las rodillas o a los hombros. Las reacciones inflamato­rias causadas por la artritis también pueden afectar a los órganos internos, a la piel o a los ojos. Esto no ocurre con la artrosis, de modo que es un síntoma inequívoco de que se trata de artritis reumatoide.

Conclusión

La artritis y la artrosis son dos enferme­da­des fáciles de confundir: en primer lugar, por el nombre y en segundo lugar, porque se caracte­rizan por dolores en las articulacio­nes. Sin embargo, sus síntomas, desarrollo y efectos son completa­men­te distintos. Conviene saber en qué forma se presenta cada una para detectarlas de manera precoz y mejorar la calidad de vida de quienes viven con ellas.

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