Anorexia y Bulimia: Trastornos Alimenticios Crónicos y sus Consecuencias

Aprende sobre los trastornos que afectan a millones de personas en todo el mundo

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Bradley

Sólo en España, se estima que unas 400.000 personas padecen trastornos alimentarios. Esta cifra se ha visto incrementada a raiz de la pandemia de 2020. Debido a la vergüenza o el secretismo que pueden acompañar a los trastornos alimentarios, es probable que la cifra real sea incluso mayor que los casos declarados.

Debido a la naturaleza del trastorno, a menudo el primer paso en el camino de alguien hacia la recuperación implica algún tipo de intervención de un ser querido. Por ello, es esencial entender los signos y síntomas si crees que alguien cercano a ti puede estar sufriendo un trastorno alimentario. Esta entrada del blog desglosa la información clave que todo el mundo debería conocer sobre la anorexia y la bulimia.

Signos y síntomas de un trastorno alimenticio:

Normalmente, independientemente del trastorno alimenticio, un signo notable puede ser una fijación o preocupación anormal por la comida. Esto suele ir acompañado de problemas de imagen corporal o insatisfacción con el aspecto físico. Los síntomas específicos de los trastornos alimentarios varían en función del trastorno. Pueden incluir una gran variedad de síntomas mentales y físicos.

Anorexia:

Los síntomas físicos que acompañan a la anorexia pueden ser graves e incluso poner en peligro la vida. Además de la pérdida de peso, pueden incluir insomnio, deshidratación, debilidad, piel amarillenta, arritmia y desmayos. Estos síntomas no siempre son perceptibles para los amigos y la familia. Sin embargo, si crees que alguien cercano a ti puede estar sufriendo anorexia, podría mostrar cambios de comportamiento como saltarse comidas, mentir sobre sus hábitos alimenticios, hablar mal de su cuerpo y evitar situaciones sociales que impliquen comida.

Bulimia:

Puede ser difícil distinguir entre algunos de los síntomas visibles de la anorexia y la bulimia. Sin embargo, algunos síntomas reveladores pueden diferenciar ambas. Las personas que sufren bulimia pueden mostrar signos de deshidratación extrema, como labios agrietados, ojos inyectados en sangre y sensibilidad en la boca. También pueden preocuparse constantemente por su peso o su aspecto y evitar comer delante de los demás. Si comen delante de otros, pueden ir inmediatamente al baño para vomitar.

Consecuencias:

Existe una amplia gama de complicaciones potenciales que pueden surgir de los trastornos alimentarios a largo plazo. Entre las más graves están la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, la pancreatitis, las úlceras y, en casos graves, la muerte. Por lo tanto, las personas deben recibir el tratamiento que necesitan para ayudarles a recuperarse de estos trastornos y llevar una vida sana. Si cree que alguien cercano a usted sufre un trastorno alimentario, debe tomar medidas si es posible. Puede ser difícil hablar, pero es mucho más preferible que la posible alternativa.

Cuando te acerques a un ser querido para hablar de los trastornos alimentarios, recuerda algunos consejos para que las cosas sean más fáciles para ambos. En primer lugar, debes elegir un lugar privado y un momento en el que sepas que ambos podréis hablar sin prisas. Procura no juzgar ni criticar, simplemente explica que estás preocupado. Si es posible, haz referencia a las situaciones que te preocupan.

Causas y factores de riesgo:

Desgraciadamente, los científicos aún no están del todo seguros de qué es lo que hace que una persona desarrolle un trastorno alimentario. Dicho esto, la mayoría de los expertos médicos creen que se reduce a una combinación de factores, tanto sociales como genéticos.

Genética:

Los estudios han sugerido que quienes tienen parientes cercanos que sufren trastornos alimentarios tienen más probabilidades de desarrollar uno ellos mismos. Esto se debe probablemente a un rasgo genético asociado al perfeccionismo. Sin embargo, todavía no hay pruebas definitivas de que la genética desempeñe un papel en el desarrollo de los trastornos alimentarios.

Sociedad:

Desgraciadamente, la imagen corporal ideal que la sociedad perpetúa es la de la delgadez. El énfasis en esta imagen ideal que proviene de los medios de comunicación y de los compañeros puede ser suficiente para presionar a las personas hacia hábitos poco saludables.

Salud mental:

Algunos estudios han sugerido que las personas que tienen experiencias anteriores con enfermedades mentales, como la depresión o la ansiedad, son más propensas a desarrollar un trastorno alimentario. La baja autoestima y el estrés también pueden ser factores contribuyentes.

Diagnóstico y tratamiento:

Si un médico cree que un paciente puede estar sufriendo un trastorno alimentario, hay varios pasos para hacer un diagnóstico. El primer paso, independientemente del trastorno que se sospeche, es evaluar la salud física del paciente. Si se determina que el paciente no tiene un peso saludable, el siguiente paso es descartar otras causas. Esto suele implicar pruebas de laboratorio. Si se determina que la causa es un trastorno alimentario, los criterios son los siguientes.

Anorexia:

  • Reducción intencionada de la cantidad de alimentos ingeridos para mantener un peso inferior a la media.
  • Un miedo abrumador a tener sobrepeso o a engordar.
  • Distorsión de la imagen corporal y conexión del peso con la autoestima.

Bulimia:

  • Múltiples episodios de atracones.
  • La sobrecompensación de la comida puede ser el vómito autoinducido, el ayuno, el uso de laxantes o el ejercicio excesivo.
  • Distorsión de la imagen corporal y conexión del peso con la autoestima.
  • Episodios de atracones seguidos de compensaciones que ocurren semanalmente, o casi semanalmente.

Desgraciadamente, no existe una cura rápida cuando se trata de tratar los trastornos alimentarios. El tratamiento deberá adaptarse a cada persona y puede consistir en medicación, terapia y, en algunos casos, hospitalización. Los tipos de medicación y terapia utilizados suelen centrarse en la formación de nuevos hábitos alimenticios y en la estimulación del apetito. Sin embargo, a menudo la terapia también será necesaria para abordar los problemas relacionados con la imagen corporal que pueden ser la causa principal de los trastornos alimentarios.


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