Octubre llega a su fin y nos adentramos en el penúltimo mes del año, un mes lleno de hombres musculosos que lucen orgullosos su bigote, un movimiento que ha pasado a ser casi tan común como las decoraciones prematuras de Navidad. La palabra “Movember” es probablemente familiar para muchos, ya que el evento anual ha ido creciendo hasta convertirse en una gran campaña de recaudación de fondos desde su inicio hace 13 años en Australia. Movember tiene como objetivo llamar la atención sobre uno de los temas de salud más importantes actualmente que muchos hombres deben afrontar, como el cáncer de próstata, testicular, enfermedades mentales o la prevención de suicidios. Movember tiene lugar tan solo una vez al año, mientras que los problemas de salud que afectan a los hombres no tienen un periodo de tiempo definido, por lo que los chequeos médicos son fundamentales durante todo el año para poder prevenir cualquier problema o al menos poder tratarlo a tiempo. Sois importantes para muchas personas que forman parte de vuestra vida, y vuestra salud lo es también. Por este motivo, quiero pediros que toméis unos minutos de vuestro tiempo para leer esta carta:
Queridos hombres,
Mi objetivo no es meteros a todos en el mismo saco, pero si es cierto que a menudo existe una relación negativa entre la gravedad de los problemas de salud que os afectan y la manera en la que reaccionáis ante ellos. A veces confundís un simple resfriado con la peste negra, y afrontáis enfermedades más graves con desdén e indiferencia. Cualquiera que sea la razón, el hecho es claro: los hombres buscan asistencia médica con menos frecuencia que las mujeres.
En mi experiencia, esto no solo se aplica al estereotipo de macho alfa fuerte y robusto, reacio a mostrar sus debilidades físicas o emocionales, sino a todo tipo de hombres, ideologías o personalidades. Para nosotras, las mujeres (y también para muchos hombres), este fenómeno es no menos que desconcertante. Puedo entender que seáis reacios a ir al médico, pero hacerlo a costa de vuestra salud es simplemente ilógico.
Para muchos de vosotros, parece que la idea de cuidar vuestra salud es aterradora. Como si el hecho de permitir que una persona de confianza os hiciera la cena, os trajera medicinas de la farmacia u os diera un baño caliente fuera a acabar con vuestro orgullo masculino. Lo mismo sucede cuando se trata de ir al médico. Si ese resfriado es realmente una gripe, o si se trata de otra enfermedad más grave que se ha colado entre vuestras defensas, me temo que no os queda más remedio que acudir a la indeseable cita con el médico, y poner cartas en el asunto.
No me gusta ir al médico. Dudo que mucha gente lo disfrute. Lo cierto es que la realidad no siempre es tan mala como os imagináis, especialmente si encontráis a la persona adecuada. Dar con un médico con el que poder establecer una relación de confianza, una consulta donde el personal de recepción sea agradable o donde las revistas en la sala de espera sean interesantes, puede hacer que el proceso sea mucho menos estresante. Es poco probable que después de una cita relativamente agradable estéis deseando que llegue la próxima, pero al menos, la siguiente será más llevadera.
Claro que tenéis unas vidas ocupadas. Trabajo, vida social e innumerables obligaciones que compiten cada día por tener un pedacito de vuestro tiempo. Tener que ir al médico con cada estornudo es de todo menos práctico (y no os hará muy populares en la consulta). Sin embargo, después de unas semanas con molestias por bronquitis, una tensión demasiado alta, dolores de cabeza intensos o con cualquier síntoma que indica que algo va mal, es hora de visitar a un médico, ya que el tiempo perdido mientras ignoráis estos síntomas, puede ser mucho mayor que el tiempo que necesitará el especialista para trataros. Os aseguro que no querréis preguntaros en el futuro: “¿Por qué no fui a ver a un médico en su momento?”
Para todos aquellos poniendo continuas excusas para evitar el momento, es hora de dejarlas a un lado y afrontar el miedo. La famosa excusa “no tengo tiempo” o “estoy demasiado ocupado” se puede explicar claramente gracias a un estudio de Orlando Health, que demuestra que uno de los motivos de más peso por el que los hombres acuden al médico con menos frecuencia que las mujeres, es por el miedo a “descubrir qué les pasa”. Estoy segura de que no tengo que explicaros esto en más detalle: ¡si tenéis un problema serio, solo se podrá tratar una vez se haya diagnosticado! ¿Qué sucede si ese dolor que sientes al orinar es una señal de un cáncer de próstata? Evidentemente, descubrirlo sería aterrador, pero las posibilidades de curarlo si se detecta a tiempo son mucho mayores. Al menos, haceos un chequeo. Por favor. Creedlo o no, muchas personas se preocupan por vosotros. Esposas, novias, parejas, padres, hermanos, hijos, amigos... una lista interminable de personas que os quieren felices y sanos. Ir al médico no solo es por vosotros. Es por ellos. Por nosotros.
Aprovechando que ya he empezado, tengo que pediros un favor más: cuidad de vuestra salud. Obviamente, este consejo no es solo para hombres, pero con los crecientes niveles de obesidad, problemas cardíacos o de salud mental, nunca es mal momento para mencionarlo. Piensa en lo que estás metiendo en tu cuerpo... ¿Puedes evitar ese cigarro, esa cerveza de más, o ese kebab? Todo suma , y cuidar de las pequeñas cosas puede marcar la diferencia.
Intentad añadir a todo esto un poco de ejercicio y empezaréis a prevenir muchos problemas de salud antes de que éstos tengan la oportunidad de aparecer. El ejercicio no solo es bueno para la salud física, sino que también es un alivio para la salud mental. Si de verdad odiáis a los médicos, llevar un estilo de vida saludable es lo más inteligente que podéis hacer.
Ahí lo tenéis, hombres. ¡Dejad crecer vuestro Mo!... ¡Y ahorrad algo de dinero en el proceso!
Es por una gran causa. Pero también, tomaos un momento para pensar por qué lo estáis haciendo y pensad en las decisiones que tomáis todos los días sobre vuestra salud.
Porque yo, y muchas otras personas, queremos que estéis aquí el mayor tiempo posible.
Atentamente,
Una mujer que se preocupa.